Cinco años y siete meses de blog. ¡Y lo dejo!. Es cierto que podría hacer una
despedida emotiva, hablar del hastío, la desgana, el abandono de las musas, la
incapacidad personal para sostener un proyecto. Podría hablar también de la compañía,
de la gente que conocí y me aportó tanto, de los amigos que dejo. Todo es
cierto, si. Pero de verdad es que lo dejo porque estoy hasta los güevos de
estar sentado frente al ordenador devanándome lo sesos para nada, o como dicen
en mi tierra, “pa pollas”. Dejaré abierto el blog, por si alguien quiere buscar
algo, o incluso utilizar algún dibujo. Ha sido un placer.
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