Que un partido corrupto, financiado ilegalmente, cuyos dirigentes dedican el dinero público al enriquecimiento personal y familiar, amén de otros delitos, mantenga la mayoría en Valencia y posiblemente haga lo mismo en el resto del país, demuestra que no todos sus votantes son "tontos de los cojones", si no que también hay "delincuentes en potencia" y algunos cuantos "cómplices de robo".
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